Aunque pueda parecer algo muy antiguo, el Art Decó es un estilo que nunca pasó de moda y que, de vez en cuando, tiene brotes agudos de fama como sucede en la actualidad, este es un estilo que se desarrolló durante los años de entre guerras, entre 1920 y 1930, y que tuvo mucho éxito concretamente en 1925 durante la exposición Internacional de las Artes Decorativas en París.
El Art Decó se basa en el uso de gran cantidad de ornamentación, no exageradamente recargado pero sí con muchos detalles decorativos, también se caracteriza por la representación de animales o partes de ellos como las plumas por ejemplo, igual que motivos vegetales y de flores.
Otro elemento es la representación de elementos de culturas antiguas como la azteca, la maya o incluso motivos africanos.
Los diseños suelen ser bastante geométricos como cubos, esferas y líneas rectas y eso combinado con la densidad ornamental y la sinuosidad de los motivos que pretenden representar partes de la vegetación. Debemos tener en cuenta que se le llegó a dar más valor a la decoración que a la funcionalidad en este como tal a la hora de crear muebles y piezas de adorno basadas en este estilo concreto.
Es muy frecuente el uso de materiales de lujo y exclusivos tales como la baquelita, la madera de ébano, pieles naturales, el cromo, el bronce y el marfil, entre otros
Dos de los muebles más significativos dentro de este estilo de decoración son: los que servían para guardar la vajilla, tenían muchos compartimentos, eran grandes, de madera, con acabados impolutos, robustos pero con una vitrina que dejaba pasar la luz y daba la sensación de amplitud dentro de la opacidad del conjunto en si; luego están las butacas, tapizadas con pieles resistentes y sobrias, y la estructura de madera, con diseños de siluetas onduladas.
Pasó de ser un estilo francés común a ser un símbolo de glamour el hecho de tener piezas de este estilo cómo sucede hoy día.
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